Curar el Mundo
Arzobispado de Buenos Aires
Viaje Apostólico de su santidad el papa Francisco a Irak
“La pandemia actual ha puesto de relieve nuestra interdependencia: todos estamos vinculados, los unos con los otros, tanto en el bien como en el mal. Por eso, para salir mejores de esta crisis, debemos hacerlo juntos. Juntos, no solos, juntos. Solos no, ¡porque no se puede! O se hace juntos o no se hace. Debemos hacerlo juntos, todos, en solidaridad.”
«La palabra “solidaridad” está un poco desgastada y a veces se la interpreta mal, pero es mucho más que algunos actos esporádicos de generosidad. ¡Es más! Supone crear una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos» (Exhort. ap. Evangelii gaudium , 188). Esto significa solidaridad. No es solo cuestión de ayudar a los otros —esto está bien hacerlo, pero es más—: se trata de justicia (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 1938-1940).
“Diversidad y solidaridad unidas en armonía, este es el camino. Una diversidad solidaria posee los “anticuerpos” para que la singularidad de cada uno — que es un don, único e irrepetible — no se enferme de individualismo, de egoísmo. La diversidad solidaria posee también los anticuerpos para sanar estructuras y procesos sociales que han degenerado en sistemas de injusticia, en sistemas de opresión (cfr. Compendio de la doctrina social de la Iglesia , 192). Por tanto, la solidaridad hoy es el camino para recorrer hacia un mundo post-pandemia, hacia la sanación de nuestras enfermedades interpersonales y sociales. No hay otra.”
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Patio de San Dámaso
Miércoles, 2 de septiembre de 2020
“Para asegurar que lo que poseemos lleve valor a la comunidad, «la autoridad política tiene el derecho y el deber de regular en función del bien común el ejercicio legítimo del derecho de propiedad» (ibid . , 2406) [1] . La «subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes […] es una “regla de oro” del comportamiento social y el primer principio de todo el ordenamiento ético-social» ( LS , 93) [2]”
“Cuando la obsesión por poseer y dominar excluye a millones de personas de los bienes primarios; cuando la desigualdad económica y tecnológica es tal que lacera el tejido social; y cuando la dependencia de un progreso material ilimitado amenaza la casa común, entonces no podemos quedarnos mirando. No, esto es desolador. ¡No podemos quedarnos mirando!”
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Biblioteca del Palacio Apostólico
Miércoles, 26 de agosto de 2020